miércoles, 22 de septiembre de 2021

Por amor, se hizo pobre siendo rico.

 

2° Corintios 8:9

"Ya conocen la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que, aunque era rico, por causa de ustedes se hizo pobre, para que mediante su pobreza ustedes llegaran a ser ricos"


Él era pobre. Nació de padres humildes. No fue el hijo de un príncipe o el hijo de algún poderoso. Era conocido como el hijo del carpintero. Después que Su madre le hubo puesto los pañales, le colocó en un pesebre. Él no fue como quienes nacen en habitaciones de mármol y son cubiertos de púrpura. Él fue un plebeyo, y ocupó un lugar humilde inclusive en Su nacimiento.

Es enviado a Egipto: muy pronto se convierte en un exiliado. Difícilmente cualquier pobreza en el mundo se puede comparar a la pobreza del pobre emigrante que deja su país, ya sea por falta de pan o por temor de su vida. Cuando descienden a Egipto Jesucristo y Su madre, son un cuadro vivo de la pobreza. El Hijo de Dios debe acampar en Egipto durante un tiempo. Y cuando regresó no buscó amistades entre los comerciantes o las personas de la clase media, y mucho menos entre los grandes y los soberbios de espíritu, sino que se vistió con la túnica del obrero, "la cual era sin costura, de un solo tejido de arriba abajo;" y sus íntimos conocidos eran pescadores de Galilea.

Él fue pobre en cuanto a Sus amigos. Judas Lo traicionó. Pedro Lo negó. ¡Todos los discípulos Lo abandonaron y huyeron! Él fue pobre en siervos, pues aunque lavó los pies de Sus discípulos, ¡ellos no lavaron los Suyos! Y cuando Él llegó al punto en el que la simpatía humana podría haberlo consolado de alguna manera, tuvo que decir con un patetismo melancólico: "¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora?"   En un momento, ninguna presencia de Dios le proporcionó alegría. Él fue abandonado por Su Padre y Su Dios. "Eloi, Eloi, ¿lama sabactani?" indicaba una pobreza de alma tan profunda, como ese cuerpo desnudo y lacerado indicaba la pobreza externa. Él lo había perdido todo, o más bien, había renunciado a todo, había hecho todo a un lado: Su corona de gloria intercambiada por las espinas de la vergüenza;  ¡Ya no era más adorado, sino escupido! ¡Ya no era más reverenciado, sino despreciado, y hecho oprobio y abominación en medio de los pueblos! ¡Ningún trono, sino una cruz!  ¡Ninguna vida ni inmortalidad, sino "Consumado es" y la entrega del espíritu! "Por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico."
La pobreza del Salvador; una pobreza, verdaderamente, como ni tú ni yo la conoceremos nunca,  no debemos sentir ningún temor ni siquiera ante el pensamiento de ser pobres. Gocémonos más bien porque, en esto, tendremos comunión con nuestro Señor, y si le servimos debemos ser pobres; si obedecemos Su voluntad, debemos hacer el sacrificio de nuestros bienes y de nuestra prosperidad terrenal: asumamos gozosamente el despojo de nuestros bienes. Como nuestro Señor, debemos contar como un gozo cuando somos desnudados de esa manera, pues así tendremos comunión con Él "que por amor a nosotros se hizo pobre, siendo rico."

Ahora bien, si Él hizo todo esto por amor a nosotros, que somos tan indignos, ¿qué deberíamos hacer tú y yo por Él, que es tan digno? Si Él vació Su grandioso Yo por nosotros, que somos como nada, ¿no deberíamos estar listos a vaciar nuestros pequeños egos por Él, que es tan grandioso?

Si Él dio todo por nosotros, ¿cómo podemos darle menos que todo a Él? ¡Y aun cuando hayamos dado todo, lo consideraremos poco por tal Señor y por tal amigo! Jesús dio todo. ¿No entregaremos nosotros todo nuestro ser?

Extraido de un sermón predicado la noche del Jueves 14 de Febrero, 1867.

 Charles Spurgeon 



No hay comentarios:

Publicar un comentario

La insuficiencia de las cosas terrenales.

Jesus y la mujer samaritana. Juan 4:10 —Si supieras lo que Dios puede dar, y conocieras al que te está pidiendo agua  —contestó Jesús—,  tú ...